Relato Ayhor y video "El regalo de la vida" Juanse

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Juanse
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Relato Ayhor y video "El regalo de la vida" Juanse

Mensaje por Juanse »

Estaba buscando mensajes antiguos y me he topado con este relato que escribí, hace ya algunos años y he pensado que quizás en estos tiempos difíciles por los que estamos pasando todos, a alguien le apetezca leerlo y así evadirse por un rato de los graves momentos por los que pasamos.

Tambien os pongo un video que acabo de montar y que os invito a que lo veáis.
Espero que os guste y animo que pronto podremos volver a sentir, el regalo la vida.......

Juanse

https://www.youtube.com/watch?v=lQMpaadaEj8


---AYHOR---

El descubrimiento que hice ayer no me a dejado dormir en toda la noche y las mantas se enroscan en mis piernas cual culebras en torno a su presa de tantas vueltas como e dado. Deslizándome con el mayor sigilo posible, “para no despertar a mi madre salgo a frió de la noche.
Los grandes chopos que delimitan la finca de la casa, susurran al acariciar sus hojas la brisa de la mañana, que ya empieza a clarear en el horizonte.
Mi madre siempre se enfada, cuando al despertar, descubre que ya no estoy en la cama, pero cual cómplice silencioso, lo oculta del conocimiento de mi padre… ella es la única que me conoce y comprende de veras… cuando vuelvo de mis furtivas escapadas y tras la riña de rigor, no puede evitar preguntarme que es lo que mis verdes ojos han descubierto hoy en los verdes campos.
Hoy cuando vuelva podré volver a sorprenderla, pues no le dije nada de mi reciente descubrimiento.
Las sobras intentan asustarme, pero no lo consiguen, pues se por donde me muevo, conozco cada piedra y cada raíz, del sendero que yo mismo e echo de tanto internarme en el bosque.
Cuando estoy en el, puedo sentir como todos mis sentidos se agudizan de forma asombrosa… la vista ve mas allá… los sonidos se amplifican… el olor se vuelve mas intenso… mis movimientos se tornan ágiles, casi felinos… antes de que la luz delate mi presencia me encuentro escondido en la ladera del monte desde la cual puedo descubrir las entradas y salidas, de ese fantasma del bosque, que me corta la respiración cada vez que aparece.
Conozco su nombre, pues no olvidare jamás el día en que acompañe a mi padre a la fortaleza, del Duque de Medinaceli, donde es capitán de la guardia. Me estaba explicando mi padre para que sirvieran las almenaras, desde las cuales los arqueros podían defender la plaza fuerte, cuando vi que una comitiva de caza se acercaba a las puertas fortificadas. Venia el Duque de Medinaceli a lomos de un corcel, cuya piel relucía como el oro, llevaba las crines cortas y la cola recogida, “mi padre me explico que era para que no se enredaran con las zarzas y las matas, durante la cacería”, me dijo, que me fijara en el puño izquierdo del Duque y cuando la distancia me permitió ver lo que intentaba explicarme mi padre, quede fascinado.
El Duque llevaba el puño enguantado por un guante de cuero adornado con una borla, y sobre el puño viaja un ser que me dejo sin aliento… sus ojos eran del color del fuego y su mirada realmente parecía que podía quemarte por la fuerza e intensidad que desprendía, sus plumas parecían de seda, de color grisáceo en la espalda y claro en el pecho, su postura era gallarda y altiva, sujetándose al puño por unas garras poderosas, recuerdo que aun estando ocultos en la almenara, su mirada se clavo en mi al reclinarme para poder verle mejor por el exiguo hueco de la misma, sin duda su vista debía de ser prodigiosa, para haber captado mi pequeño movimiento. Mi padre sonriendo al ver mi mirada embobada, me dijo que a ese ser, se le llamaba Ayhor… “El azor”… El pirata de la espesura.
Por eso ayer al descubrir en lo profundo del bosque, cerca del pequeño arrollo que apenas trae agua, la plataforma de lo que sin duda era un nido, al ver salir como un rayo, la silueta inconfundible de una rapaz, supe que había descubierto donde tenia su secreta guarida, el pirata de la espesura.
Como pude subí al alto pino y para mi profundo placer descubrí que en su interior había tres pollos con apenas unos días. Como se hacia tarde, marche de la zona para que la asustada madre pudiera volver a dar calor a sus polluelos, pero desde ese momento no pude dejar de pensar en ellos.

La luz de la mañana empieza a bañar las viejas copas de los pinos y desde mi escondite, puedo ver como la mama azor sale del nido y se posa en una rama cercana a estirar los entumecidos músculos. En ningún momento pierde de vista a su preciado tesoro, la veo arrancar una rama de frescas acículas con el pico y llevarla al interior del nido, intentando camuflarlo en lo posible.
A media mañana con el sol ya alto, de nuevo veo salir a la gran hembra del nido, que en un vuelo raudo se dirige a un pino cercano y es entonces cuando descubro que en una de sus ramas esta el macho con lo que parece una paloma recién cazada, con un movimiento fugaz, suelta la paloma justo antes de que la hembra llegue a su encuentro, como si temiera que esta pudiera atacarle. La atención de ella se centra en la paloma que cae muerta de lo alto del árbol y con una agilidad increíble para semejante pájaro, la recoge en el aire antes de que caiga al suelo.
Del macho no queda ya ni rastro y la hembra vuela al nido con la presa todavía caliente y parcialmente desplumada que el consorte temeroso no se ha atrevido a llevar directamente al nido. Desde la distancia puedo ver la delicadeza que la gran matadora pone a la hora de cebar a sus polluelos, parece mentira que ese pico y esas garras puedan utilizarse con tanta ternura.
Esto me recuerda que tengo que volver a casa, donde seguro que me esta buscando mi madre, para reñirme por haberme marchado, tan temprano y sin cumplir con mis obligaciones.
Furtivamente abandono mi escondite sin llamar la atención de mama azor, que se afana en cebar a sus hijos y pongo rumbo a casa.
Cuando llego a los altos chopos, me sorprende el silencio que reina en el ambiente, tan solo roto por el áspero graznido de algún corvido. Sin saber por que, me muevo con cautela, como presintiendo que algo no anda bien…en el limite de la finca me detengo asustado, hasta mi llega un olor a quemado y de nuevo los gritos de los cuervos se dejan oír en el aire… asomándome por detrás del ultimo árbol, me encuentro con un paisaje desolador, la pequeña casa esta en llamas, los cerdos y las ovejas están tirados por el suelo como si un rayo hubiera estallado entre ellos desperdigando sus calcinados cuerpos por los alrededores, mis ojos buscan desesperados algún movimiento que me diga que mi madre o mis hermanos están bien… nada se mueve en los alrededores salvo los malditos cuervos que envalentonados se acercan a los inertes cuerpos. De repente un sonido me deja petrificado… un grupo de jinetes se acerca al galope, pero por encima de los demás sonidos se destaca potente y clara la llamada de un cuerno que me es conocido, es el cuerno de mi padre que aparece a lomos de Asfalot pertrechados los dos para la batalla. Cuando llega a la planicie donde se encuentra la casa se detienen de golpe y puedo ver como los ijares de Asfalot se abren desmesuradamente mientras corcovea nervioso por el olor a carne quemada. Mi padre baja de un salto del caballo y espada en mano sale corriendo hacia la casa… sus gritos lo llenan todo ¡¡¡CAMELIA!!!... ¡¡¡CAMELIA!!!... me doy cuenta de que estoy llorando y saliendo tambaleándome de la espesura llamo a mi padre…
¡Fabrique! – Grita mi padre-
-Y tu madre y tus hermanos… que a pasado…donde están los demás hijo-.
Yo con el rostro surcado de lagrimas le digo
- No se nada padre, acabo de llegar del bosque, no he visto nada…-
Con una cara de terror que nunca había visto antes en mi padre le veo volverse, gritando de nuevo- ¡¡¡CAMELIA!!!...¡¡¡DIEGO!!!...¡¡¡TRISTANA!!!... por dios decidme algo…-
-¡Mi capitán!- dice un soldado que sale de detrás de la cabaña-
-los he encontrado están detrás…-
En los ojos aterrados del soldado tanto mi padre como yo podemos leer la desgracia
- están muertos todos mi señor… no se puede hacer nada…
Clavando la espada en el suelo, mi padre sale corriendo en la dirección que le indica el soldado.
Yo estoy clavado en el suelo como la espada de guerra de mi padre, ya no lloro, ni tan siquiera se si puedo hablar, es como si algo se hubiera roto dentro de mí dejándome como un muñeco de trapo.
De los chopos de la linde, se oye otra voz- --¡Mi capitán!...-
Mi padre torna de detrás de la cabaña con la mirada perdida.
-dime Balboa-
-he encontrado un rastro muy fresco señor, varios jinetes van camino del rió grande-
La expresión de mi padre se torna fría, en sus ojos hay ahora un brillo salvaje.
-¡Rodrigo!, ¡Barbosa!-
-¿Mi capitán?-
- esperad aquí y organizarlo todo para el transporte a la fortaleza-
Guzmán le entrega las riendas de Asfalot a mi padre y este se vuelve hacia mí.
- Fabrique coge la yegua de Rodrigo y ve a la fortaleza… ten cuidado hijo-
- En un impulso recojo la espada de mi padre y se la llevo corriendo-
- Mi padre me mira a los ojos y dice-
- juro que mientras los culpables no hayan pagado sus crímenes no volveré a enfundar esta espada-
Llevándose la otra mano a la espalda saca la daga que hace juego con la poderosa espada.
- Fabrique - me dice mi padre-
- ya eres mayor para llevar esta daga, cuídala y no la utilices nunca si no es por una causa justa hijo-
Volviéndose a sus hombres les dice.
- Terminemos con esto señores-
- ¡ Balboa ¡ muéstranos ese rastro-
Rodrigo se acerca a mí y poniéndome una mano en el hombro, me dice
-ven Fabrique, Faran te llevara gustosa en su grupa-
Faran es una yegua de diez años, de capa color plata, se nota que esta en la plenitud de su vida, es fuerte y hermosa y según me dice Rodrigo, valiente en la batalla.
A mis nueve años soy capaz de dominar con soltura hasta un caballo de guerra con Faran y montando sobre ella me dirijo al camino de la fortaleza. Al cruzarnos con el camino que han tomado mi padre y los soldados, Faran quiere seguirles. Deteniendo a mi yegua miro para atrás… los dos hombres que mi padre dejo en el claro no pueden vernos ya, y las ganas de Faran de seguir los pasos de los soldados, me hacen desear ir tras ellos. Tirando de las riendas le digo a Faran que no podemos seguirlos, pero Faran no parece estar de acuerdo.
Esto me hace dudar y pienso.
-han dicho que los jinetes se dirigían al rió grande… podríamos seguirles un pequeño trecho-
Tomada la decisión, dejo que Faran salga al galope tras de los soldados y rezo para que mi padre no se entere.
Faran vuela por el estrecho sendero y mi pequeño tamaño, me facilita esconderme tras su poderoso cuello evitando las ramas que salen a nuestro encuentro.
Tras una colina salimos a un pequeño valle y desde la distancia, al fondo del valle, descubro a la guardia que marcha tras de Balboa que se inclina hacia un costado de su caballo, siguiendo el fresco rastro.
De repente se detienen y veo que mi padre se acerca a Balboa mientras este gesticula hacia un lado del valle.
Faran espera obediente y veo como el grupo de abajo, sale a galope tendido en la dirección que indicaba Balboa. Me doy cuenta que intentan atajar por el desfiladero que lleva al rió grande. Y soltado riendas, dejo que Faran me lleve como el viento en post de los perseguidores.
Aunque llevamos un rato ya a galope sin tregua, la yegua apenas da muestras de cansancio, no soy impedimento alguno para sus poderosos músculos. A grandes trancos cruzamos el valle y subimos ladera arriba, tras un trecho coronamos y puedo ver el desfiladero que termina en el rió grande. Por un momento siento miedo, pues seria muy fácil despeñarnos por un paso en falso, pero Faran parece conocer el terreno y la dejo hacer confiando en ella. Superado el escollo del desfiladero con éxito, me detengo un momento para pensar que debo hacer a continuación y por segunda vez en el día vuelvo a oír la llamada del cuerno de mi padre… Faran agacha las orejas y sale como alma que lleva el diablo, agarrandome a la silla con todas mis fuerzas intento no salir despedido en la loca carrera. Hasta mis oídos llegan ahora los gritos y los ruidos metálicos del entrechocar de las espadas, con gran esfuerzo consigo detener a Faran e intento calmarla. Tras conseguirlo más o menos, desciendo y la ato a un árbol y con todo el cuidado del mundo me acerco a los gritos que resuenan en el aire.
Están en un pequeño claro, las fuerzas parecen estar equilibradas, pero rápidamente puedo darme cuenta de que los soldados de mi padre, parecen luchar con más ímpetu y contando con el factor sorpresa, inclinan la balanza a su favor.
Por encima de todos destaca mi padre, a lomos de Asfalot, su furia derriba adversarios con si tratara de un vendaval que se cierne sobre un campo sembrado, la sangre tiñe la ligera cota de malla, de un solo mandoble le veo derribar a un jinete y a su montura. Tras varios minutos de intensa batalla, solo quedan en pie, dos, de los diez jinetes a los que se han enfrentado, tras derribar sus monturas de sendos lanzazos certeros, son acorralados en el acantilado que forma la cuenca del rió grande. Uno de ellos se gira y salta temerario a las bravas aguas, el rió lo acoge y envuelve en un abrazo, del que no vuelve a surgir. El ultimo enemigo tira su espada y veo como balboa golpea su cabeza con el astil de la lanza. El hombre se derrumba y es prendido por varios soldados.
Tras comprobar que los soldados y mi padre no han sufrido bajas, aunque algunos de ellos sin duda se encuentran heridos, vuelvo con la yegua y tras calmar sus ansias guerreras, la monto y volvemos sobre nuestros pasos.
Mi madre y mis hermanos han sido vengados… pero no puedo evitar pensar que esto no hará que vuelvan a la vida y de nuevo me asalta una inmensa tristeza mientras en mi mente veo a mi madre que como siempre me sonríe con ternura.
Las lágrimas vuelven de nuevo a mis ojos mientras me alejo del lugar de la venganza y no puedo evitar pensar que será de mí, de ahora en adelante………………….
Adjuntos
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Juanse
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Re: Relato Ayhor y video "El regalo de la vida" Juanse

Mensaje por Juanse »

-Segundo capitulo-

Dos semanas después, comienzo a acostumbrarme a la vida en la fortaleza, pero no puedo evitar encogerme cada vez que paso por el patio de armas y veo el cuerpo inerte, que cuelga de la torre del homenaje… las cuencas de los ojos, vacías… la mueca de su rostro, en un grito perpetuo… sin duda se merece semejante fin, pero no puedo evitar sentir un escalofrió cada vez que paso debajo de el.
Al día siguiente de la matanza, pude enterarme que los asaltantes eran mercenarios desertores de las guerras que nuestro rey mantiene siempre vivas en las fronteras del reino, negándose a aceptar nuestra visible decadencia. Estos grupos de renegados se esconden en las sierras y viven del saqueo y de la sangre de los inocentes.
A mi llegada, me llevaron a las cuadras, donde conocí a Iñigo, un muchacho unos años mayor que yo y que se encarga de las caballerizas. Gracias a Iñigo, apenas pienso en aquel día tan desgraciado y puedo mantenerme ocupado, cuidando de los caballos, que abundan en la fortaleza.
A mi padre apenas le veo y cuando lo ago, en su mirada puedo ver que todavía se siente culpable por lo ocurrido y creo que es por eso, por lo que en ocasiones parece evitarme.
Cuando termino con mis obligaciones, me gusta ir a una de las torres que dan al acantilado, donde hay un nido de Cernícalos. Son estos pequeños halconcillos, bravos pendencieros y no es raro verlos volando en pos de rapaces mas poderosas que osan invadir su espacio aéreo.
Desde la torre puedo ver el rió que baña las tierras bajas y no puedo evitar pensar que será, de la familia de azores que deje en el bosque.
La imagen de mi madre, vuelve a mi mente, y la oigo decir-
-Fadrique hijo, cuando termines de dar de comer a los animales, puedes ir al bosque, pero estate aquí antes de la comida-
Su sonrisa y su mirada me hacen sentirme importante, se, que si pudiera, le gustaría venir con migo al bosque para que la enseñe los secretos que en el se esconden…
Los gritos de guerra del machito de cernícalo, me sacan del agradable sueño y le veo afanarse en expulsar al milano real, que se ha acercado demasiado a la zona del nido en su búsqueda de los restos de carroña que son arrojados desde el castillo.
Abajo, veo que el Duque vuelve de una nueva cacería y me apresuro a bajar a las puertas para verles pasar.
En la plaza me encuentro con Iñigo, que me saluda alegre.
¿Fadrique donde estabas?- me dice
-te he estado buscando-
No le he dicho nada a Iñigo del nido de cernícalos en el acantilado, intento protegerles de las miradas indiscretas, pues se que los pondría en peligro al desvelar su secreto.
-Estaba haciendo un recado para mi padre- miento- pero vamos, que he visto que el Duque viene de cacería y quiero verle pasar-
- te gustan los halcones- me pregunta Iñigo.
- si mucho- le contesto yo
-si quieres te llevo luego a las halconeras del Duque, conozco a Don Álvaro que es el halconero mayor y te puede enseñar los pájaros-
- gracias Iñigo me encantaría verlos- le digo.

El Duque ya esta en el foso, y de nuevo viene con un azor en el puño. Tras de el viene una comitiva de gente importante ataviada con las ropas de caza, los pequeños perros de caza, corren y alborotan entre las patas de los caballos y echan furtivas miradas a las presas que cuelgan de sus grupas.
Puedo ver que además del Azor que lleva el Duque en el puño, otros jinetes portan varios azores y algunos halcones encaperuzados.
Veo que mi padre esta en lo alto de una de las torres y me saluda con la mano, sabedor de mi afición por los pájaros.
El Duque entra en el castillo y los halconeros se llevan los pájaros.
Iñigo me dice
-ven te presentare a Don Álvaro-
Iñigo me conduce por los pasillos del castillo, dentro, las antorchas iluminan los rincones mas oscuros. Aun siendo primavera avanzada, estos pasillos se tornan gélidos, como si la piedra asfixiara al calor que pugna por entrar en sus dominios.
Llegamos a una puerta amplia y Iñigo llama antes de entrar.
-Con su permiso don Álvaro-
Una voz amable le contesta
-Iñigo adelante, cuanto tiempo que no venias a visitarme-
-Le e visto entrar mi señor y quería presentarle a un amigo, se llama Fadrique y es el hijo del capitán Alonso Zúñiga-
- adelante zagales entrar-
-a Fadrique le gustan mucho las rapaces mi señor y pensé que quizás no le importaría que nos quedáramos en un rincón mientras usted se encarga de acomodarlas en sus alcahandaras- dice Iñigo-
- A si que te gustan las rapaces Fadrique – dice Don Álvaro de la Maca-
- si mi señor contesto embobado pues Don Álvaro porta un precioso halcón de los llamados “Bahary”-
Nunca avía tenido ocasión de contemplar uno de estos increíbles pájaros tan cerca y ahora al tenerlo frente a mi, no sabia como comportarme.
Uno a uno, don Álvaro va presentándonos, a los seis azores, cuatro peregrinos, dos esmerejones y un nervioso gavilán.
A cada uno le llama por su nombre, nombres de gran sonoridad, como Dardo, Doña Jimena, Umbría o Berengela…
Con gran paciencia va explicándome, para qué tipo de presas se utilizaba cada una de ellos, y yo bebo ansioso cada palabra que sale de la boca, de este hombre de piel curtida y mirada zorruna.
Cuando don Álvaro hablaba con tigo, te miraba directamente a los ojos y hacia que no te sintieras un simple “rapaz”, si no que al contrario daba la sensación de que esperaba de ti, tus comentarios o tus opiniones.
Iñigo se mantiene un poco al margen y en una de las veces que mi mirada se cruza con la suya, me guiña un ojo y sonriendo dice.
-Bueno, don Álvaro con su permiso yo tengo que retirarme a atender a los caballos, que vienen cansados de la cacería, si no es molestia seguro que a Álvaro le gustaría quedarse con usted y ayudarle con los pájaros-
- no es molestia alguna Iñigo- dijo don Álvaro mirándome a los ojos- me agrada la compañía que me as traído-
Y así pase la tarde rodeado de azores y halcones, al calor de las palabras de don Álvaro y de la luz que entraba por los grandes ventanales de la aireada halconera…
A partir de ese día, siempre que podía iba a visitar a Don Álvaro a las halconeras y el parecía disfrutar también con mi presencia.
Ocurrió entonces que en una de mis visitas a la torre del acantilado donde crecían sanos y fuertes los pollos de los valientes cernícalos, en una de las continuas cebas que recibían de sus padres, mientras peleaban entre ellos por el ratón que acababa de traer el machito, uno de los polluelos se cayo de la oquedad que hacia las veces de nido y impotente vi como se precipitaba aleteando torpemente agarrandose con sus pequeñas garras a la pared vertical del acantilado. Finalmente el malogrado pollo llegaba al fondo del precipicio de forma aparatosa y salí corriendo cuanto pude, para intentar socorrerle.
Cuando por fin llegue al lugar donde avía caído el pollo, no podía verle por ningún lado y pensé inmediatamente en el milano que llevaba tiempo esperando su oportunidad.
Lamentando la mala fortuna del pollo, me disponía a marcharme, cuando los gritos de unas escandalosas urracas, llamaron mi atención. Al acercarme las vi cerca de suelo revolando y dando pasadas mientras gritaban indignadas, al verme salieron huyendo y entones vi que entre unas piedras, que algo se movía.
Me acerqué despacio y comprobé que era el pollo caído, con todo el cuidado me agache a recogerle y el pobre asustadísimo me bufaba con el pico abierto y lanzaba sus pequeñas garras.
Lo lleve a las halconeras para que lo viera don Álvaro y me dijo que le llevara a donde estaba el nido. Tras comprobar que era imposible devolverlo al nido me dijo.
-Fadrique, para mal o para bien, a este pobre cernícalo nada más que le queda, el que intentes cuidarlo hasta que crecido del todo pueda volver con sus hermanos-
Y así comenzó mi primera experiencia con los halcones, de la mano de este pequeño pollo de cernícalo, que tantas preocupaciones y desvelos me hizo pasar………

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Re: Relato Ayhor y video "El regalo de la vida" Juanse

Mensaje por Juanse »

Recordad.......

La Cetrería es no solamente un sistema diferenciado de caza, sino el arte que ha llevado al hombre a la mas profunda y libre alianza con el animal.

Por ello hermano halconero cuando una vez mas, ave al puño, al amanecer, salgas a la caza de esa pieza que siempre parece la primera y en verdad puede ser la ultima, piensa que en tu emoción palpitan y perviven cien mil años de poderosos cazadores.

"Felix Rodriguez de la Fuente"


No lo olvideis nunca que atraves de nosotros resurgen nuestros ancestros y nos acompañan a volar con nosotros a nuestros pajaros, como antes hicieron con los suyos.

Un abrazo

Juanse

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Re: Relato Ayhor y video "El regalo de la vida" Juanse

Mensaje por goshawkrst »

Gracias Juanse, echaba mucho de menos leer esto y tu eres el mejor contando. Me hacia falta leer algo asi. Muchas gracias !!!

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Re: Relato Ayhor y video "El regalo de la vida" Juanse

Mensaje por Juanse »

Gracias a ti, mi amigo Sergio

por estar siempre hay y gracias también por mostrarnos una y otra vez tu cetrería.

Un fuerte abrazo

Juanse

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Re: Relato Ayhor y video "El regalo de la vida" Juanse

Mensaje por goshawkrst »

Un abrazo Juanse, la verdad he estado menos de lo que me gustaria estar, por varios cambio en mi vida. Entre el trabajo, los pajaros y mi hijo, voy a tiempo completo ( no me quejo solo doy las gracias ! )
Un saludo amigo !

beneharo
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Re: Relato Ayhor y video "El regalo de la vida" Juanse

Mensaje por beneharo »

guau!!!
saludos, beneharo.

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